Ja en l'antiga Roma existia un problema amb el soroll i "les restes" que provocaven l'alt moviment de carros pels carrers de la URBS.
Així ens ho demostren els següents textos:
Nam quae meritoria somnum admittunt? Magnis opibus formitur in urbe. Inde caput morbi, raedarum transitus arto vicorum in flexu et stantis convicia mandrae eripient somnum Druso vitulisque marinis.
"Així, on es pot dormir? A la ciutat, només hi ha descans per als rics. Aquí hi trobem l'inici de la malaltia: el soroll dels carros en els carrers estrets i els encreuaments i els crits dels guies que esperen treuran la son a Drus i a les vedelles marines."
Saturae, III, 236-237, Juvenal
Cur saepe sicci parva rura Nomenti
Laremque villae sordidum petam, quaeris?
Nec cogitandi, Sparse, nec quiescendi
In urbe locus est pauperi. Negant vitam
Ludi magistri mane, nocte pistores,
Aerariorum marculi die toto;
Hinc otiosus sordidam quatit mensam
Neroniana nummularius massa,
Illinc balucis malleator Hispanae
Tritum nitenti fuste verberat saxum;
Nec turba cessat entheata Bellonae,
Nec fasciato naufragus loquax trunco,
A matre doctus nec rogare Iudaeus,
Nec sulphuratae lippus institor mercis.
Numerare pigri damna quis potest somni?
Dicet quot aera verberent manus urbis,
Cum secta Colcho Luna vapulat rhombo.
Sparse, nescis ista, nec potes scire,
Petilianis delicatus in regnis,
Cui plana summos despicit domus montis,
Et rus in urbe est vinitorque Romanus
Nec in Falerno colle maior autumnus,
Intraque limen latus essedo cursus,
Et in profundo somnus, et quies nullis
Offensa linguis, nec dies nisi admissus.
Nos transeuntis risus excitat turbae,
Et ad cubile est Roma. Taedio fessis
Dormire quotiens libuit, imus ad villam.
Liber XII, Epigrammaton LVII
Quieres saber por qué con frecuencia me marcho a mi pequeña finca y a mi pobre casa de la seca Nomento? En esta ciudad (Roma), Esparso, el pobre ni puede pensar ni pude descansar.
Por la mañana no te dejan vivir los maestros de escuela, por la tarde los panaderos y durante todo el día los caldereros. Por aquí el ocioso cambista golpea su sucia mesa con las monedas con la efigie de Nerón; por allí el batihoja de polvo de oro hispano golpea la roca machacada con su brillante martillo.
Ni para la turba frenética de Bellona (los soldados), ni el charlatán náufrago con su cuerpo vendado; ni el judío enseñado por su madre a mendigar, ni el legañoso vendedor de fósforos.
¿Quién puede contar los perjuicios de un pobre sueño? Podrá decir cuántas manos en la ciudad golpean los vasos de bronce, cuando amenaza la luna recortada por la varita mágica de la Cólquida. (ahuyentar los hechizos de la luna golpeando con bronce)
Tú, Esparso, ni conoces ni puedes conocer estas cosas, protegido en tu reino de Petilio, y a quien tu alta casa ofrece la vista de los altos montes. Tú que tienes un campo en la ciudad y produces vino en Roma, para quien no es mejor el otoño de Falerno y recorres los límites de tu finca en tu carro.
Para ti sí hay un sueño profundo, y ningún descanso es molestado por los gritos ni el día entra en tu casa hasta que tú quieras. A mí me despiertan las risas de la multitud que pasa y Roma está junto a mi tugurio. Agotado de tedio, cuando quiero dormir, me voy a mi finca.
Potser, a les ciutats antigues s'haurien d'haver plantejat mesures com aquestes...
Extret de
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